miércoles, 11 de enero de 2012

Quien deja de hacer publicidad para ahorrar dinero, es como si parara el reloj para ahorrar el tiempo


Henry Ford, tenía toda la razón. Está claro que en estos tiempos que nos ha tocado vivir el presupuesto para publicidad se ha reducido al haberse reducido los beneficios y en consecuencia el dinero disponible para inversiones, y digo inversiones ya que siempre he considerado la publicidad como una inversión. Pero no podemos frenar en seco las inversiones ya que esto no provocaría otra cosa que el declive de la empresa hasta su desaparición.

Publicidad en tiempos de crisis. Publicidad efectiva y rentable.

En consecuencia, debemos seguir invirtiendo en publicidad pero al disponer de menos presupuesto tenemos que afinar nuestra creatividad y optar por soluciones lo más efectivas y rentables posibles. Podemos también rebuscar entre miles de opciones que surgen ahora más que nunca y que nos permiten obtener lo mismo por menos euros. Son las llamadas empresas Low Cost, empresas que no bajan precios reduciendo calidad sinó empleándose a fondo para lograr reducir costes y optimizar los recursos.
También es necesario reducir la publicidad de marca en aras de la publicidad que nos traiga ventas rápidas. Lo ideal sería que estas actuaciones enfocadas a la venta rápida tuviesen un componente de conocimiento de marca. ¿Cómo?, de nuevo la misma respuesta… imaginación, creatividad, innovación.

Finalmente citaremos a Albert Einstein que dijo algo así como:

“En tiempos de crisis la imaginación es más efectiva que el intelecto”. Además de otro montón de verdades sobre la crisis y que nos debería llevar a reflexionar sobre lo dicho hasta ahora:

No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos.

La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche. Es en la crisis donde nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar “superado”. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y sus penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones.

La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia.

El problema de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque en crisis todo viento es caricia.

Hablar de Crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora: que es la tragedia de no querer luchar por superarla.

Aportación:

Rotulowcost.es

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